sábado, 8 de septiembre de 2012

REVELACIÓN DEL APOCALIPSIS - CAPÍTULO I


- Capítulo I -

Introducción al capítulo – Temas principales

·        Anuncio de los Arcángeles encarnados en Pedro Segundo y los Apóstoles

·        La perseverancia en la Fe en tiempos difíciles

·        Las siete iglesias figura de la Única Iglesia de Cristo Rey-el Pueblo

·        Las tres Creaciones. Anuncio de la Tercera Creación

·        Los Arcángeles, primeros seres creados. Presentación de Yazrael, el espíritu Profético

·        Que es el envió de los ángeles

·        Los tres días anunciados por María

·        El Rey Es en todos los hombres

·        Primer anuncio de la Presencia de Joaquín

·        Visión de Juan. La Única Iglesia, el Cuerpo de Cristo son los Pueblos: ¡El Reino en la tierra!

·        Las estructuras justas están por venir

·        Los tres cielos

·        Primer anuncio de los elegidos

·        Pre-anuncio de la Nueva Política: la Fideipolítica. Las Nuevas Formas de Ejecución

El Glorioso Triunfador se dirige a siete ángeles y a las siete iglesias que conducen, siendo estos ángeles los encargados desde Su Resurrección de mantener despierta y viva la llama de la paciencia y la Fe en Su Pronta Llegada; en tiempos que los creyentes sufren persecución, tribulación y son amenazados por los poderosos de este mundo. Estos van a caer asegura, como cayeron en el pasado, para alentar y sostener a sus hermanos en la Fe porque es Dios quien está a cargo de la historia.

El número siete (7) es símbolo de la totalidad.

Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatíra, Sardes, Filadelfia y Laodicea, hoy son poderes mundanos, carentes de espiritualidad concreta, pero aún así, al ser refugio de todos los hijos, queremos-decidimos que sean medios para reunirlos bajo la Presencia del Padre, se recoja lo disperso y se funda en un solo Amor.

Esas iglesias han sido motivo de reproches por los dolores sin sentido que se causaron a sí mismas y el retraso que significó para la Segunda Venida de Jesús. Estos son tiempos de oportunidad, para esas siete iglesias de fundirse en una, en la Única Iglesia de Cristo Rey: el Pueblo.

Desde el comienzo de los tiempos hasta hoy, se han sucedido Tres Creaciones. La Primera Creación en la cual por la caída, el pecado y la muerte entraron en el mundo, en la historia. Es la Creación presidida por Adán y Eva, de quienes descendió la estirpe de la serpiente.

La Segunda Creación es la Encarnación del Verbo, el Nuevo Adán único Maestro Jesucristo Salvador y de la Nueva Eva, la Virgen María de Nazaret, Su madre. Son ambos la Redención que sin mancha ni pecado, consiguen la Vida Eterna para todos los hombres hijos del mismo Padre. Desde entonces la muerte y el pecado ya no tienen poder sobre nosotros, si en nuestro libre albedrio, así lo decidimos cada uno.

La Tercera y última Creación es la amalgama-fusión de las dos primeras, la unión del Santo de los Santos con nosotros los pecadores; haciendo realidad efectiva para todos el Triunfo de la Segunda Creación sobre la Primera. Ahora, en estos tiempos finales se corona con la Venida del Mesías Joaquín. Él es el mismo Jesús con otro Nombre y más completo porque hace propias nuestras miserias-debilidades. Porque esta Tercera Creación es la fusión de la Misericordia y la Justicia.

Ha llegado el Justiciero, acompañado de ángeles de Su plena confianza encarnados en sus Apóstoles, para corregir al desviado y confirmar al amigo. En los pueblos ya se hace notar, y en los hijos elegidos camina por la tierra hasta su definitiva Venida, para habitar con los ángeles entre los hombres de la Tierra Nueva.

El primer ángel creado fue el Arcángel Gabriel y su par femenino Amitiel; Adán y Eva eran Gabriel-Amitiel. Después, Dios extendió o derivó a otros Arcángeles Su Comunicación, la extensión de Su Amor; los primeros tres son Rafael, Miguel y Yazrael, el espíritu Profético.

No es casual que siendo tan despreciado por el mundo el Don de Profecía, este último sea el Arcángel más desconocido; pero él es el protagonista principal, por así decirlo, en el Libro de Apocalipsis.

De estos primeros cuatro, proceden los doce, luego los veinticuatro, y así sucesivamente. En total son mil trescientos Arcángeles, unos con mayor responsabilidad, otros con menos, para gobernar-conducir la tierra.

1,1: Revelación que Dios confió a Jesucristo para que mostrase a sus siervos lo que va a suceder pronto; y él la manifestó enviando su ángel a su siervo Juan,

Dios Padre envía a Cristo, el Predilecto de Su Corazón, porque Él es la Misericordia.

Así lo envía con el Mensaje pleno de Esperanza a los que esperan por Él y en Él. Lo manifiesta a través de quien escribe, el Apóstol Juan; y significa que su siervo Juan escucha a su corazón. Es la voz de su propio espíritu: el Arcángel Yazrael.[1] Voz que describe como exterior a él pero sale desde dentro de él; y así es como sucede en todo este Libro. Los Arcángeles son hombres visibles como vimos.

1,2: quien atestigua que cuanto vio es Palabra de Dios y testimonio de Jesucristo.

Juan Yazrael es constituido testigo al afirmar que su escrito es Palabra de Dios, es decir Profecía, y testimonio de Jesucristo.

1,3: Dichoso el que lea y los que escuchen las palabras de esta profecía y observen lo escrito en ella. Pues su plazo está próximo. Él cual ha atestiguado la Palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo: todo lo que vio.

El Señor Jesús nos encarga la severidad de Sus dichos, la dulzura de Su Esperanza. Temor de Dios y no miedo a la muerte primera. Porque ya hemos muerto. Muchos no supieron entregar su vida a Él.

Pero sólo resta Resucitar en el Redentor Cristo y en María, la Reina Poderosa. Ella supo guardar en Su Corazón Inmaculado todos Sus bienes ¡Imitémosla!

Saludo y Mensaje a las siete iglesias

1,4: De Juan a las siete iglesias de Asia: os deseo el favor y la paz de parte del que es, y era y será, de parte de los siete espíritus que están ante su trono

1,5: y de parte de Jesucristo, el testigo fidedigno, el primogénito de los muertos, el Señor de los reyes del mundo. Al que nos ama y nos libró con su sangre de nuestros pecados,

1,6: e hizo de nosotros un reino, sacerdotes de su Padre Dios, a él la gloria y el poder por los siglos [de los siglos]. Amén.

Cristo es el Fiel Testigo del Amor del Padre por nosotros, y de su cansancio en la espera de su retorno. Por ser Fiel a Su Amor por nosotros, fue muerto, y así reinó sobre todos.

A los que falsean en honrar al Padre y no son fieles consigo mismos, advertidos están, que Jesús fue el Fiel Testigo, y que ese camino trillado acabará en desastre.

El ya no espera ser príncipe de los reyes de la tierra, quiere ser hermano de los reyes de la Creación; Piedra basal de la Tercera Creación por Su Muerte y Resurrección.

A los fieles de siempre nos desea ¡Salud! Por los demás, espera y ama.

1,7: Mira que llega entre nubes:

 todos los ojos lo verán,

 también los que lo atravesaron;

 y todas las razas del mundo

 se darán golpes de pecho por él.

Así es, amén.

Será innegable Su Presencia, y el duelo serán tres días anunciados por María.[2]

Será el arrepentimiento de los que prefirieron negarlo abandonando la Fe sencilla en Su Venida. El duelo será de aquellos que se perdieron en cultos superficiales y deidades sin sentido ni Amor.

Duelo por ellos mismos, para poder resucitar al tercer día.

1,8: Yo soy el alfa y la omega, dice el Señor Dios, el que es, y era y será, el Todopoderoso.

El alfa y la omega, primera y última letra del alfabeto griego, símbolo del Todo Ser.

El origen, Jesús en Adán, Jesús de Nazaret y de Joaquín abarcando hasta el final a todos los hombres por ser Tercera Creación, por ser Cristo la síntesis de la primera y segunda Creación.

Vendrá en Su Segunda Venida Cristo con un Nuevo Nombre. Cristo Jesús Joaquín.

1,9: Yo Juan, hermano vuestro, compañero vuestro en la pena y el reinado y la paciencia por Jesús, me encontraba en la isla de Patmos a causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesús.

1,10: Un domingo, se apoderó de mí el Espíritu, escuché detrás de mí una voz potente, como de trompeta, 

1,11: que decía: Lo que ves escríbelo en un libro y envíalo a las siete iglesias: Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea.

Juan Yazrael se encontraba apresado en la isla de Patmos por causa de la Palabra del Señor, martirizado al ser sumergido en aceite hirviendo, pero sale ileso. Habiendo sembrado el pánico entre los poderosos por el anuncio de la llegada del Reino, por la agitación popular, por el nuevo culto que surgía de la Doctrina de Cristo Resucitado y se recreaba día a día en el pueblo.

1,12: Me volví para ver de quién era la voz que me hablaba y al volverme vi siete lámparas de oro

1,13: y en medio de las lámparas una figura humana, vestida de larga túnica, el pecho ceñido de un cinturón de oro;

1,14: cabeza y cabellos blancos como la lana blanca o como nieve, los ojos como llama de fuego,

1,15: los pies como de bronce bruñido y acrisolado, la voz como el estruendo de aguas torrenciales.

A las llamas encendidas por el Amor, a los discípulos elegidos por el Corazón de Papá, nos dirigimos a ustedes en especial, para mostrarles quién es Aquel con Voz de grandes aguas, túnica talar, ceñidor de oro, cabellos blancos como la lana blanca, ojos de fuego, lengua de espada y pies de metal precioso.

Siete candeleros o lámparas que serán las estructuras justas, libres de pecado que albergarán las nuevas formas de relacionarse, crear y recrear la vida del hombre.

Todo esto luego de que mueran y Resuciten los Apóstoles en el Cuerpo de la Única Iglesia de Cristo-Pueblo.

La figura humana en medio de las lámparas, es figura-símbolo de aquellos que son Su Cuerpo, los hijos de hombres purificados por el sacrificio santo de otros santos–pecadores de carácter humilde y austero, pero llenos de las riquezas del Padre.

La túnica y el ceñidor de oro, son quienes consagraron y consagran sus vidas al servicio, la mayor entrega que el hombre varón y mujer pueden alcanzar, ¡ser servidores de todos!

Ese es el Cuerpo de Cristo-Iglesia, Su Cuerpo que somos nosotros-son ustedes y no solamente los aparatos-estructuras y sus jerarquías.

Posee los cabellos blancos como la nieve de aquellos que desde siempre se sostienen y sostuvieron en la Esperanza; los ojos como llamas de fuego de los que siempre con determinación enfrentan la adversidad y son así jinetes de sus almas, de su destino y el de sus hermanos.

Su cabello y su cabeza son la experiencia en el trabajo de Fe y el sacrificio cotidiano de los que peregrinan por este Cielo de la Forma. Los Cielos, el purgatorio y los infiernos, no son lugares espacio temporales, y aunque pueden manifestarse en lugares físicos también, son esencialmente estados del alma.[3]

Sus ojos son la mirada tenaz que purifica y lleva luz a donde están las sombras.

Sus pies son sus discípulos, probados en el fuego de la persecución y su voz es el Pueblo. Con Voz de grandes aguas, las Aguas que son los pueblos, y su eterno pedido de Justicia.

1,16: En la diestra sujetaba siete estrellas, de su boca salía una espada afilada de doble filo; su aspecto como el sol brillando con toda su fuerza.

La filosa espada de dos filos es la Palabra que Cristo brinda a las gentes, ¡la Fideipolítica! Es el filo que separa en los corazones la cizaña del trigo, la espada que purifica, la voz de la Fe en los hechos.

Por la Voz de los elegidos, vuelve a brillar el Rostro del Padre en el Pueblo, y retornan a estar bajo Su Mando los corazones de las siete iglesias.  

Los elegidos son almas que Dios encarna con una misión especial a realizar en su existencia terrenal. María nos ha revelado: ‹la esencia de la perfección reside en el interior de sus almas›. Se refiere de esta forma, a que son espíritus perfeccionados con Dones que, primero ellos mismos necesitan personalmente, y al mismo tiempo, parte esencial de su misión consiste en donar ese mismo Don a los demás, porque en cada época, son los Dones que más necesitan los pueblos y naciones.

1,17: Nada más verlo, caí a sus pies como muerto; pero él, poniéndome encima su diestra, me dijo: No temas. Yo soy el primero y el último,

1,18: el que vive; estuve muerto y ahora ves que estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y el abismo.

Jesús es el Primero y el Último de los hombres que resucitarán como Él, para siempre.

No temamos hermanos, nos trae este Libro de la Esperanza… ¡Muerte y Resurrección para todos!

1,19: Escribe lo que viste: lo de ahora y lo que sucederá después.

1,20: Éste es el símbolo de las siete estrellas que viste en mi diestra y de las siete lámparas de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, las siete lámparas son las siete iglesias.

Este símbolo son las nuevas formas de ejecución o de puesta en práctica del Amor que surge del pueblo y va hacia el pueblo. Esto es la Fideipolítica que está en el centro de los siete candeleros. Son las siete iglesias, y en su mano derecha toma las siete estrellas-lámparas que son los ángeles de las mismas.



[1] El Arcángel Yazrael es el cuarto de los cuatro seres vivientes (Cfr. Apocalipsis 14, 3), y es quien recibe y da las profecías. Por esto siempre está presente en las apariciones de la Virgen María; es el canal de Su Esposo el Espíritu Santo.
[2] En Fátima-Portugal, en 1917 la Virgen María es vista por tres niños pastores. A ellos les revela secretos en varios Mensajes.
[3] Existen tres Cielos y Nos, llamamos al Primero, Cielo de la Forma: la tierra o lo visual-material, un Cielo perdido hasta ahora. Le siguen el Segundo y el Tercer Cielo o Bóveda Celeste. Los Cielos se corresponden al cuerpo, el alma y el espíritu; en ese orden.
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