lunes, 8 de octubre de 2012

REVELACIÓN DEL APOCALIPSIS CAPÍTULO 9, 15-21


Revelación del Apocalipsis: El Libro de la Esperanza
- Capítulo IX –
·         La inminencia de la guerra en Medio Oriente
·         La conversión de una tercera parte de la humanidad, el comienzo de la Señal de Jonás
·         El ejercito del Rey Cristo Jesús y de la Reina Madre María
·         Los rasgos del combatiente santo-pecador
·         Los idólatras. El odio a Dios en el propio corazón.
·         ¡Nunca abandonaremos a los últimos!
·         La Fortaleza interior. Tener a Dios como única Seguridad.
Final anterior: Acostumbrados a los oropeles del “poder humano”, a las fastuosas mansiones, manjares y sus lujos, etc., dudan entre embarcarse en la gran guerra en el terreno y espacio equivocado en busca del “santo grial”: el Poder Espiritual, u ocuparse de este lugar a sus ojos demasiado pobre, modesto y pedorro _digámoslo con todas las letras_ habitado por jóvenes locos de Amor, pero que humanamente no califican para el pensamiento social y políticamente correcto. No les cierra, y los comprendemos, tener que darle importancia y ocuparse de una pareja de viejos gorditos, que aseguran ser el Papa o Papado de Jesús, y padres carnales de Joaquín.
9,15: Soltaron a los cuatro ángeles, que estaban preparados para una hora de un día de un mes de un año, para matar a una tercera parte de la humanidad.
El pedido del Serafín Zadquiel, el Amor-Perdón de soltar a los cuatro ángeles retenidos o encadenados ahora se ejecuta; veremos enseguida cómo. La mención de que estaban preparados, se refiere a que estos espíritus-ángeles están encarnados, y no sólo habitan cuerpos de personas visibles, forjados (preparados) por años para poder realizar su misión y tareas especificas dentro del Plan de Dios.
Estos cuatro ángeles son los Arcángeles-Serafines Gabriel, Miguel, Rafael y Yazrael _cuatro de los visibles Apóstoles de los últimos tiempos_ que se encargan de mostrar la Verdad a los hombres, y esto es muerte para los que no la quieren ver; pero no fatalmente muerte del cuerpo físico como les mostraremos.
Estos ángeles son los cuatro seres vivientes que están descriptos en el capítulo 4 del Libro de la Esperanza.[1]
La hora, el día de un mes de un año alude al tiempo preciso de la matanza de una tercera parte de la humanidad que, de diversas formas es Designio Divino que ocurra, y literalmente se cumplirá de una manera o de otra. Ese tiempo, sin dejar de serlo, no es estrictamente cronológico porque es un momento o tiempo histórico, resultado de la combinación del Designio de Dios y del libre albedrío de los hombres.  Designio de Dios y libertad del hombre, constituyen, hacen real Su Voluntad; y no uno sin la otra.
Estos cuatro espíritus que sostienen a la Creación completa representada por el gran río Paraná que identificamos en el versículo anterior, son y serán soltados en el interior de cada hombre para conducir desde la nueva amalgama, su ser santo-pecador en los Apóstoles de los últimos tiempos, dejando millones de almas sin conducción interna separándolas de su espíritu, lo cual provocará el contexto para que una tercera parte de la humanidad reconozca su impotencia. La Efusión del Espíritu Santo a través de los ángeles es lo que provoca esta situación geopolítica.
Exclamamos... ¡Bendita Impotencia!, de la carne y sangre caída… llamémosla la carnaza, como la vimos-apreciamos en 9,2. ¿Por qué? Porque es la impotencia del pueblo judío huyendo de Egipto frente al mar Rojo, acorralados por el ejército, antes que se abrieran las aguas, o la impotencia de los Apóstoles, discípulas y discípulos ante 10.000 personas hambrientas queriéndolas alimentar, y sólo tenían cinco panes y dos pescados. ¡Es la impotencia humana extrema la que habilita el Milagro, la grandiosa Acción o Gracia de Dios!
Ahora, la impotencia nos puede llevar al Padre o no; depende siempre de nuestra libre decisión.
Los cuatro ángeles liberados promueven la guerra: ¡la muerte y resurrección, y son cuatro los países: EEUU, Israel, Irán y Gran Bretaña que en este momento son punta de lanza de lo anunciado aquí.
Lo hacen por sus ansias en la búsqueda de la Verdad, pero deformadamente. Son países de los más heridos por el pecado, no solo personales sino sus pecados socio-políticos, por eso van al frente en la búsqueda del Amor, también deformado. ¡Cuidado!, con la falsa idea de un Dios exterior a los hombres y castigador, porque estos pueblos muy lesionados toman sus posiciones actuales usando su libre albedrio; que de esa forma contribuyan a la realización de los Designios de Dios, es otro cantar.
Los que nos pueden confundir son los conocidos y temidos cuatro jinetes del Apocalipsis; muy instalados en el imaginario popular gracias a los cuadros del arte de la pintura, y contemporáneamente a una novela y al menos, tres películas. La novela de 1916 de un escritor español y masón, en base a la cual se filmaron las tres versiones cinematográficas con el mismo título: en 1921, 1962 y en el año 2009.
Los llaman a los jinetes… la peste, la guerra, el hambre y la muerte. Siendo una secuencia exacta de lo que está pasando y pasará, la idea maldita y mentirosa es que son ángeles malignos que un Dios cruel y castigador envía para atormentar, destruir el mundo y matar a la humanidad.
Es todo falso y sin embargo, dentro de pocos meses muchas serán las voces de los descreídos e impíos reclamándole con odio a Dios haciéndolo culpable por todo lo que esté pasando.
Los humanos nada que ver, ¿vio? Nosotros aclaramos que estos cuatro jinetes no son los mencionados en este versículo sino los que vimos-apreciamos en al capítulo 6.[2]
Pero esta revelación e interpretación no se puede comprender sin confirmar y revelar más acerca de: ¿qué es la muerte? Siendo la Creación tan refulgente y brillante, ésta ha cegado al hombre en sus concepciones, en especial de sí mismo. Se ha confundido por la influencia visual-sensorial, y así mentes brillantes han errado feo el concepto de que es el hombre, olvidando que es un ser espiritual, un alma-espíritu eterna con un cuerpo que, a causa del pecado original-originante, cayó haciéndose temporal y mortal.
La Iglesia de Jesús profesa un Credo donde se afirman 20 verdades, la última es: ‹…creo en la resurrección de la carne, la Vida Eterna. Amén.› Por eso el cuerpo está destinado a ser el Señor del tiempo: Templo del Espíritu Santo. Sin la Resurrección de los cuerpos, nada de la Fe en Cristo tendría ni sentido ni objeto; pero Resucitar significa morir previamente.
El cuerpo psicofísico del hombre está destinado a morir pero para Resucitar por Designio de Dios Padre.
Con la muerte lo único que ocurre es un cambio de estado del alma. La muerte física y la desaparición de los cuerpos del orden visual, es sólo un paso necesario para el descanso de los cuerpos y la Salvación de las almas que nos conduce a la Resurrección de esos mismos cuerpos. 
Es necesario reconstruir al hombre; y esta reconstrucción es Conversión, es Redención y es Salvación, es decir: ¡muerte y Resurrección!
La entrada en el Reino siempre es muerte y Resurrección para todos; más allá de los varios momentos y formas de realización que tiene este proceso-reconstrucción del hombre y una lucha en un combate fatal paso a paso, incluso diario o cotidiano. No es un sólo acto sino muchos, sean visibles y/o invisibles.
Para morir y Resucitar no es necesario esperar la muerte del cuerpo psicofísico; es lo que le dice Jesús a Nicodemo… Te aseguro que, si uno no nace de nuevo, no puede ver el Reino de Dios.[3] La muerte y Resurrección de la carne y la sangre caída, es una nueva forma de amar.
Aceptar la dependencia del Creador, vivir la necesidad de unirnos a Él, y entregarle nuestras miserias, abandonando las malas costumbres, es nacer de nuevo desde el Espíritu.
Esto que describimos, ¡es la muerte a la carne y sangre caída!, para acceder a la resurrección primera. [4] En todos los casos, sin la muerte del cuerpo o con ella.
Las gentes o bien tienen la idea que al final lo único que triunfa es la muerte física, que no hay mas nada después de ocurrida o piensan que si bien hay vida eterna, en ella no hay libertad y tampoco más nada se puede hacer-decidir, y por lo tanto, el hombre queda salvado o condenado según como lo sorprenda la muerte física. Esta es una gran mentira del engaño político clerical, una grave distorsión de la Fe que en verdad, en la historia se convirtió en el opio de los pueblos.
Para aliarse compartiendo los intereses mezquinos de los oligarcas, de los explotadores y de los injustos, enseñaron que había que soportar cualquier degradación e infamia, y así ganarse la vida y felicidad eterna, solamente después de la muerte.[5]
Después “para frenar al comunismo”, en Europa se aliaron al capitalismo, paganizando el cristianismo.
Es sobre la base de esta concepción de la Fe encarnada que podemos afirmar que la matanza de una tercera parte de la humanidad literalmente se cumplirá de una manera o de otra.
No es-ni será la ideota de la mirada rastrera y de los enemigos, porque no nos referimos solamente a la muerte del cuerpo sino, y antes que nada, a la conversión.
Este anuncio se les antoja que es un nuevo diluvio universal, pero no es lo mismo porque la promesa hecha a Noé y su descendencia, se cumplirá. Dios no hará ningún exterminio, sino que la misma gran efusión del Espíritu Santo y de sus Dones _diluvio de pestes para la auto suficiente carnaza_ provoca los acontecimientos necesarios para que la humanidad ciega no continúe caminando hacia la propia extinción.
Porque el hombre caído resiste a la Gracia, y en la propia rebeldía acciona igual sometiéndose al Plan Salvador de Dios, aún sin darse cuenta. Lo mismo pasa con el Diablo.
Se intensificarán las movilizaciones en oriente pero ahora con un objetivo común, la consigna será: ¡que pare la guerra y se restablezca el orden! Lo mismo ocurrirá en occidente. Pero las movilizaciones serán en paz, comenzando en los pueblos Marianos como México y desembocando en la Argentina.
Estos meses son la oportunidad del gran acontecimiento que escribimos en la página 2 de la Introducción de la Revelación de este capítulo, la Revolución Mundial más grande de todos los tiempos: ¡la revolución del sexo femenino! ¡La Revolución en Paz!
Es la Mujer María, la Reina de todo lo Creado Presente en todas las mujeres, que se coloca por encima de todas las contradicciones y controversias, para Amar más y más dando-recibiendo Vida.
Aparecerán los conductores de los pueblos que verán a La Solución Económica como la única esperanza para salir del caos y el desorden. Esta Solución Es la Persona de la Virgen María, ¡Gobernando el mundo en y a través de las mujeres! Cuando la vida pende de un hilo, ¡estamos en sus Manos!
En este marco, se abren las posibilidades para que algunos de los gobernantes de las distintas naciones, se conviertan al Plan del Padre que los Apóstoles de los últimos tiempos venimos anunciando y ejecutando.
En definitiva, es la oportunidad que nos da Dios para morir y resucitar ¡Ahora!
La guerra ya existe, la vemos-vivimos todos los días, todo tipo de violencias cotidianas, por lo tanto, la muerte de una tercera parte de la humanidad es una combinación de muerte física y de muerte a la carnaza.
¿De que dependen las proporciones de un tipo de muerte y de la otra? Del estado de los corazones de los hombres y de su libre y responsable decisión como venimos mostrando.
Desde la intensificación de las guerras cotidianas hasta una probable tercera guerra mundial, provocará que una tercera parte de la humanidad muera… ¡Pero muera y resucite!
Se verá así el comienzo de la concreción de la Señal de Jonás, la conversión de una parte de los habitantes de Nínive y del rey gobernante.
9,16: Oí el número de los escuadrones de caballería: doscientos millones.
Estos doscientos millones es el número en proporción a la negación de Dios que tiene la humanidad.
Es decir, se necesitan tantos jinetes y sus cabalgaduras como tanta negación hay en los hombres.
¡Este es el número de los elegidos de Dios en la tierra!
Confirmando que este es el tiempo preciso como dijimos, de realización o cumplimiento de lo profetizado en estos versículos, notemos que el tercio de la humanidad actual son aproximadamente 2.100 millones y por lo tanto, estos 200 millones encuadrados son un 10% de este tercio. Son los idealistas porque en las masas, hay un 10% de idealistas y un 90% de materialistas. Juan Perón llamaba a los primeros “los perros” y a los segundos, “los gatos”, aludiendo por analogía a los comportamientos típicos de estos dos animales.
San Esteban Harding, a los idealistas los llamaba los hombres-no, por su inconformismo y rebeldía; y a la mayoría restante, los hombres-si, con mansedumbre y capacidad se soportar cualquier situación.
Esta cantidad sería suficiente para Conducir a los demás convertidos, y también a los dos tercios que no se convirtieron ni se arrepintieron de la pretensión de ser como dioses.
Esta conducción es-será mediante la expansión de la Política del Reino de los Cielos, que ya comenzamos a practicar y predicar Pedro y los Apóstoles de los últimos tiempos en esta tierra elegida y bendita, La Santa y Nueva Argentina, la Reina del Sur, la Nueva Jerusalén.[6]
Se instaura de esta forma el Imperio del Amor y sus Nuevas Formas de ejecución del Gobierno-Conducción general y la administración del Bien Común de cada Patria-Hogar de los pueblos; invariablemente promoviendo a su vez, y paso a paso, la muerte y Resurrección aplicando las Nuevas costumbres del Reino, lo más importante y esencial de las Nuevas formas de ejecución.
9,17: Éste es el aspecto que vi de los caballos y sus jinetes: llevaban corazas de fuego, color Jacinto y azufre. Las cabezas de los caballos como de leones; de las bocas salían fuego y humo y azufre.
Como dijimos, estos jinetes con sus caballos, son los elegidos de Dios, encargados de llevar e instaurar el Plan de Dios en todas las naciones. Este combo de Gracia y miseria, es la plaga mortífera para toda carne y sangre caída, la cual está impregnada de la pretensión del “serán como dioses”.
Justamente lo que la mata es que estos elegidos acepten que son Dios así como son, miserables como cualquiera pero con la decisión y convicción de que son hijos de Dios y quieren obedecerlo porque lo aman, y así aman a todos sus hermanos del mundo.
En cuanto al aspecto de los jinetes y los caballos, las corazas son de fuego, porque son el fruto bendito de la purificación en el Amor-Dolor a causa de la Verdad Revelada por Pedro Gabriel, la roca. El color Jacinto [7] es Dios Padre amalgamado-fundido con el hombre pecador, el color azufre.
El Jacinto simboliza a la Gracia de Dios en los hombres que, junto al azufre, hacen al combo santo-pecador que somos, una amalgama de Gracia y miserias; más aún, una fusión de Dios en nosotros.
Tienen los caballos cabezas…como de leones, porque justamente van retomando la forma original del rey de la Creación, el león es el animal que personifica al rey de la Creación-Jesús en cada hombre.
Aunque también el león es la fiera más feroz o fuerte de la tierra, por algo le dicen el rey de la selva, y es figura de la deformación del hombre rey de la Creación. Mientras esas cabezas de estas particulares cabalgaduras son lo primero, aparentan lo segundo para las carnazas.
Son estas férreas unidades de caballos y jinetes, santos pecadores miserables conducidos y llenos de la Gracia de Dios, con la mayor armonía posible de espíritu, alma y cuerpo.
Estas tres plagas para la carne y sangre caída: fuego, humo y azufre son la pasión templada y firme decisión de los elegidos en la prédica y acción fideipolítica, la cruda verdad que muestran y hacen descubrir poniendo a la luz con su discurso y sus hechos, y su común-unión… en escuadrones.
Son-serán estos Dones-virtudes para la carnaza apariencia, figura y representación de las antedichas plagas, ¡inevitablemente!
El fuego es la contradicción en que vive hoy el hombre dividido interiormente, por no saber quién es, de donde viene y a dónde va. Esto le hace perder la paz consigo mismo y con los demás, y desde allí, la “ley” que se impone es la ley del más fuerte: si uno gana, el otro pierde.
El humo es la hipocresía que tapa y niega la verdad del hombre, y el azufre es la soledad de no contar con nadie más que uno mismo y sus “fuerzas y riquezas humanas”.
Esto es el verdadero infierno, el azufre: la soledad, la indiferencia.
Por todo esto los hombres no ven, hasta ahora, la parte de la Gracia que habita en ellos.
La expresión máxima de la hipocresía, su cara visible a nivel global será el anti Papa, quien se mostrará como ángel de luz, como el salvador, pero todo esto traerá más soledad-infierno para las gentes.
9,18: Por esas tres plagas que salían de su boca, fuego y humo y azufre, pereció una tercera parte de la humanidad.
Estas plagas juntas son y hacen a la pasión por la Fideipolítica que sale de la boca de Pedro y los Apóstoles, el primer escuadrón de esta nueva caballería ¡Perecer es muerte y resurrección para todo aquel que acepte que Dios Es y Está en su corazón, y esto es lo que ocurrirá con una tercera parte de la humanidad! Que morirá-Resucitará a una nueva vida… la vida del santo-pecador.
Los que acepten la verdad de sí mismo, aceptando que la Gracia de Dios está en ellos aún siendo pecadores, Resucitarán primero a una nueva vida porque han muerto-renunciado a sus malas costumbres, es decir, a los espíritus impuros que habitan en ellos, que son expulsados al nacer de nuevo, sin necesidad de la muerte del cuerpo.
Pero para muchos todavía será muerte en vida en las peores condiciones materiales y visuales globales que se tenga memoria, y para otros, siempre por la Misericordia, será muerte física del cuerpo.
Los que mueren masivamente por el movimiento al error, por las consecuencias del combate exterior e interior de aquellos que serán despojados de la conducción interior, o sea de su propio espíritu-corazón, como el mejor tratamiento para su salud y consecuente unión con Dios.
Para los que perezcan falleciendo, será piedad no sólo para sus cuerpos sino la posibilidad para sus almas de recibir el Perdón y esperar así la Resurrección.
Que mueran en pocos meses más de 2000 millones de humanos _por consecuencia directa en los teatros de operaciones e indirectamente en todo el mundo_ es la advertencia que María dio en Fátima en 1917, ¡justamente para que no se cumpla!
Pero el libre albedrio de los hombres, su necedad y ceguera ha configurado en la actualidad la alta probabilidad de una tercera guerra mundial.
Es el enfrentamiento en curso entre EEUU-el sionismo judío-israelí y la falsa unión Europea _impulsados y justificados todos estos por la cúpula Vaticana_ frente a Irán, Siria, Rusia y China; que, como está profetizado, puede desencadenar la invasión a Europa y a América de miles de millones provenientes de Asia-el oriente. Quienes vean la situación mundial actual, abandonando la mirada rastrera, esto es muy obvio.
Por eso pidió la Virgen María, la Consagración a Su Inmaculado Corazón de la Nación Rusa, y en verdad en cada una de sus Apariciones posteriores a Fátima, invita a todos a que nos consagremos también.
Porque el Inmaculado Corazón de María es el Todo Bien que convierte a Satán en los hombres, y por eso Ella misma sentenció en Fátima: Al final, Mi Corazón Triunfará.
Eso es la Revolución del sexo que anunciamos en 9,15… ¡la más grande Revolución mundial en Paz!
9,19: Los caballos tienen su fuerza en la boca y en la cola. Sus colas parecen serpientes con cabezas y con ellas hieren.
De la fuerza en la boca, ya mostramos que es y de donde proviene. Se agrega ahora su fuerzaen sus colas, que parecen _siempre a la mirada rastrera de la carnaza_ serpientes con cabeza, y con ellas, hieren… a las malas costumbres enraizadas en la humanidad y sus estructuras injustas o de pecado.
Las colas como serpientes con cabeza, son las debilidades originales-miserias comunes a toda la humanidad _que describimos a partir de la página 2 de la Introducción a este capítulo_ y que ahora en esta Tercera Creación: el santo-pecador las integra, son parte de él y de su cuerpo, y los militantes encuadrados las usan encausadas en la expansión del Plan de Dios, Su Obra de Redención.
Porque insistimos, ¡y no vamos a dejar de repetirlo hasta agotar a las carnazas!, nuestras debilidades-miserias son la <materia prima>, el combustible del motor de la Obra, el Plan Genial del Padre. Dejarlas en las Manos del Padre, entregándole esos jirones o desprendimientos Suyos, ¡es nuestra gloria!
La gloria de la muerte-Resurrección que significa devolverle libremente al Creador esas debilidades originales deformadas, estropeadas por el mal uso o empleo equivocado, es decir, nuestros pecados, y por eso, miserias; la gloria de permitirle a Él Amar más al recrear más hermosas aún que antes, estas preciosas debilidades destinadas a nuestra unión santificante con nuestro Hacedor.
Estas son las Bodas del Cordero.
El reconocer y entregar nuestras miserias a quien nos las dio, ¡es la mayor contribución del hombre a la gran Obra de Salvación! Ocultarlas, taparlas y retenerlas para alimentar nuestro apego a las malas costumbres, ¡es robarle al Creador!, y no sería tan grave ese escamoteo y hurto sino fuera que significa quitarle a Nuestro Padre la materia necesaria e imprescindible para Su Trabajo de Reciclado apasionado y permanente de Alfarero, y de Crear y Recrear Amando siempre más y más.
Los elegidos de estos escuadrones de caballería, han hecho por Amor al Padre y a sus hermanos la entrega de sus miserias, por eso tienen para la mirada rastrera, esas grotescas y temibles colas que hieren de muerte al orgullo-la cabeza y soberbia de Satán en el hombre mismo.
Resuena en los oídos aquella música eterna, las Palabras del Principio… pongo enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya: ella te herirá la cabeza cuando tú hieras su talón.[8]
El maldito molesto ha herido su talón, es decir a los pueblos, los últimos del cuerpo-humanidad.
Ahora, estos escuadrones de los últimos que se hacen los primeros _el calcañar, lo más bajo del Cuerpo de la Reina Madre María-el Uno_ con sus colas también arrollarán de Amor en Su Nombre, las obras repudiables de Satán en los hijos de Dios y herirá su cabeza, convirtiéndolo.  
9,20: El resto de los hombres que no murieron por estas plagas, no se arrepintieron de las obras de sus manos: no dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, plata y bronce, de piedra y madera, que ni ven ni oyen ni caminan.
Los que no murieron por estas plagas, es decir los que no se convirtieron-caminaron hacia Dios cometiendo el pecado que no tiene perdón. Son los que rechazan al Espíritu Santo. Estos son los que pueden libremente no aceptar que son débiles miserables, por lo tanto, rechazan el Amor Perdón de Dios, ya que no se puede perdonar ni perdonarse si no se ven las propias desobediencias o pecados.
Sin vivir-necesitar el Perdón, no se quiere ni se desea verdaderamente morir para Resucitar.
Estos demonios y los ídolos… que no ven, ni oyen, ni caminan, que hoy la humanidad en general adora, son y están en el interior del hombre mismo, más allá que se proyecten al exterior en oro, plata, bronce, piedra, madera… y hoy son también las nuevas tecnologías, las creencias tan exóticas como irracionales, los aparatos sin alma, las enormes construcciones y las modernas torres de Babel.
No morir quiere decir seguir adorándolos; estos son los que no quieren la común-unidad, siguiendo con su individualismo.
Cuando termine la gran guerra, los que sigan viviendo y no habiendo comprendido todo lo sucedido, odiarán a Dios por la guerra y sus consecuencias, ya que recordemos que fueron impulsadas en nombre de Dios desde el Vaticano. Seguirán dedicándose a buscar en lo material, lo que satisface solamente al cuerpo dejando de lado lo espiritual, por eso son-serán idólatras, odiando a Dios en su propio corazón.
9,21: No se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus brujerías, ni de sus inmoralidades sexuales ni de sus robos.
Los que no se arrepintieron están liderados por las algo más de 300 familias que concentran la propiedad de los bienes materiales del mundo; esta oligarquía mundial son los ciegos que conducen a otros ciegos al abismo. Sus seguidores son las mayorías de ciegos que eligen, a pesar del caos y desastre, seguir esclavos de sus vicios; y a esta altura rechazan a Dios conscientemente. Cuando la terquedad es lo que persiste, el resultado es el querer morirse sin realizar en sí mismo la conversión.
Por eso sus conductas justifican las decisiones y las acciones de Dios que ya ocurren y ocurrirán más de persistir en esta actitud, ya que Él nos ama sin límites y no nos abandona.
Porque es necesario sacarse la idea mágica de la Acción de Dios en la historia, aclaramos que el destino de la humanidad toda es muerte y resurrección, siguiéndolo a Jesús.
Más tarde o más temprano se impone el Amor Todopoderoso del Padre que no deja que ninguna de sus hijos se pierda eternamente, y va a buscar hasta al mismísimo Satán para convertirlo.
Este capítulo muestra, en especial, la Esperanza del Padre en el hombre-Su creatura, y en cada uno de sus versículos demuestra que nos tiende su Mano Juiciosa frente a la rebeldía de sus hijos, y como siempre se arrepiente de Su Santa Ira. Así es Su Misericordia.
Es la hora de la bendita impotencia a la que está sometida la carne y sangre caída para poder obtener así toda la Misericordia del Padre aceptando la Redención del Amor Todopoderoso: el por qué murió Cristo en la Cruz y Resucitó. Porque todas y todos estamos llamados a seguirlo.
Él es que desea morir de nuevo en Nosotros Sus Apóstoles de los últimos tiempos para Resucitar también en Nosotros.
¡Qué infinita Misericordia Padre, tolerar en el Amor a esta creatura desobediente y desamorada!
La Esperanza del Padre es que los pueblos-María… ¡frenen la intensificación y la inminente guerra en medio oriente, sin renunciar a su re-dignificación ni sus reclamos de justicia para todos los pueblos!
¡Esta es-sería la señal de que el Esperado por todos ya viene!
¡La Segunda Venida de Jesús con Su Nuevo Nombre: Joaquín!
Él es la Piedad del Padre para estos momentos; sólo lo tenemos a Él.


[1]  Apocalipsis 4, 6-11
[2] Apocalipsis 6, 2-8
[3] Juan 3, 3-9
[4] Apocalipsis 20, 4-6
[5] Contra esta prédica reaccionan Marx y Engels, creando la doctrina comunista que, errando el camino con el materialismo, tanta destrucción y millones de muertes provocaron.
[6] Apocalipsis 21
[7] El Jacinto es un cuarzo cristalizado de color rojo oscuro.
[8] Génesis 3, 15

No hay comentarios:

Publicar un comentario